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El cerebro le parecía fascinante, y la medicina era el medio perfecto para ayudar a la gente.
Siempre estaba estudiando algo más. Decía que el estudio era como el deporte para el cerebro. Aprendió a hablar inglés, francés, chino, portugués, esperanto, alemán, italiano, ruso, árabe, leía y escribía en braille.
Estudió una maestría en mercadotecnia en 2014 y en diciembre del 2017 se titularía como abogado.
Dedicó 38 años de su carrera a la investigación médica, enfocado en la médula espinal y tumores cerebrales.
Además de tener clara la vocación de médico, la docencia era parte de su vida diaria. Impartió clases en varias Universidades de Querétaro por más de 25 años y fue el fundador de la Clínica Neurológica de Querétaro el Instituto de Rehabilitación de Querétaro.
Hidrocálido de nacimiento, mexiquense durante su infancia y juventud, zacatecano por herencia y queretano de corazón, su labor altruista fue más notoria aquí en Querétaro.
Llegó con su esposa y los 5 primeros hijos en 1983. Empezó a trabajar como neurocirujano del Seguro Social y poco a poco lo fueron conociendo por su calidad humana y el trato especial que daba a sus pacientes.
Como médico dedicado a la neurocirugía, la parálisis cerebral le parecía un “punto débil” de la sociedad. Así fue como fundó la Casa Hogar San Pablo en 1987, con la intención de albergar niños y niñas de escasos recursos, que tuvieran discapacidad intelectual y cuyas familias no pudieran o no quisieran atenderlos.
Más tarde pensó que la mujer es aún más vulnerable debido a los abusos que puede sufrir, por lo que decidió fundar en 1999 la Casa Hogar María Goretti, en donde se albergan niñas y mujeres que padecen indigencia y discapacidad intelectual.
La Casa Maximiliano María Kolbe (2010), la Casa Salvador Rivera García (2005) en Sanjuan del Río y la Casa Laura Vicuña (2016) en San Luis de la Paz, le siguieron con la misma intención.
Vidas de niñas encontradas en botes de basura, abandonadas en hospitales, vagando por las calles, amarradas en sus casas, abusadas por su familia han podido ser salvadas gracias a esta labor. Su trabajo se extiende a Perú con un centro de día para personas con discapacidad y a Cuba con un asilo.
Tuvo una vida muy bien aprovechada. Durante 67 años se dedicó a ayudar y a hacer el bien.
Falleció el 30 de septiembre del 2017 en un accidente de carretera, como siempre, haciendo el bien.